Santiago vive una emergencia ambiental

El martes 28 de junio de 2011, la Intendencia (Gobernación) de Santiago decretó “preemergencia ambiental” debido a los altos índices de polución registrados en la capital chilena.

Esto implica la restricción de la circulación de unos 310 000 vehículos y la paralización de unas 800 industrias. La medida fue adoptada luego que estaciones de monitoreo presentaron niveles de polución ambiental en el rango entre 300 y 500 microgramos por metro cúbico de partículas nocivas, consideradas altamente dañinas para la salud.

“Esperamos que durante el día la situación se vaya normalizando”, declaró el intendente de Santiago, Fernando Echeverría.

La contaminación, agravada por el ‘encajonamiento’ geográfico de la capital chilena, de unos siete millones de habitantes, afecta fundamentalmente a barrios pobres del este.

La medida de preemergencia implica también la prohibición de encender todo tipo de calefactores a leña o biomasa y la suspensión de las clases de educación física en colegios.

Los niños, los más afectados

Santiago de Chile está cubierta de una densa capa gris, ajena a fenómenos volcánicos y señal de una contaminación en su más alto nivel desde hace tres años, que afecta principalmente a los niños pequeños, los más expuestos a las enfermedades respiratorias.

Millones de santiaguinos viven en una ciudad rodeada por montañas que impiden una correcta ventilación, un fenómeno agravado este año por un déficit de más de 50% en las lluvias, que limpian la atmósfera, debido al fenómeno climatológico de La Niña.

Jaime Leyton, de la Dirección Meteorológica de Chile, dijo que ante la ausencia de lluvias, lo único que puede paliar la contaminación es la ventilación “y esa ventilación es muy baja”.

Las bajas temperaturas que han arreciado al final del otoño austral suman un factor de riesgo adicional, pues ayudan a la propagación de enfermedades respiratorias, como el virus sincicial o la tos convulsiva, que en lactantes generan una obstrucción grave de las vías respiratorias.

“ Hemos tenido un cambio muy dramático en la situación epidemiológica de afecciones respiratorias, sobre todo en niños en las últimas dos o tres semanas, asociado fuertemente a los niveles de contaminación ambiental, en un año de sequía intensa, con mucho polvo en el ambiente”, dijo el ministro de Salud, Jaime Mañalich.

Respecto a un año normal, se adelantó la circulación del virus sincicial, que puede ser mortal en menores de seis meses y que habitualmente irrumpe a fines del invierno (en agosto-septiembre), junto a cuatro veces más casos de tos convulsiva que puede ser grave si ataca a niños pequeños.

“Es una situación dramáticamente diferente que nos augura, independiente de que las condiciones medioambientales cambien para mejor, que vamos a tener un invierno muy duro desde el punto de vista de afecciones respiratorias”, explicó Mañalich.

Las afecciones respiratorias, que son el 80% de los casos, atestan los servicios públicos de Salud, con un aumento de 23% de las atenciones de urgencia.

La alta demanda llevó al Ministerio de Salud a destinar cinco millones de dólares adicionales para la contratación de personal de refuerzo y la reconversión de unas 500 camas de hospitales de Santiago para esas afecciones. Desde 2006, en tanto, está vigente un Plan de Descontaminación cuya última actualización se hizo el año pasado para aumentar las exigencias destinadas a medir la emisión de gases en los vehículos.

Polución en 3 ciudades

Santiago es una de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica junto a Sao Paulo y Ciudad de México.

Este año se han decretado cuatro preemergencias ambientales, por primera vez desde 2008. En esa situación se restringe la circulación en Santiago de casi el 20% del parque automotor, de 1,3 millones de vehículos, y se paralizan unas 800 fábricas.

Fuente: www.elcomercio.com