Se trata de un tubete o contenedor para las plantas forestales construido en base a una mezcla biodegradable que permite optimizar proceso de plantación, abaratando costos y disminuyendo la mortandad. Ya está en vía de ser exportado
En fase de exportaciones se encuentra un producto para el rubro forestal creado por la Unidad de desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción, de la región del Biobío, entidad cuyo campo de acción es la investigación aplicada y el desarrollo de innovaciones tecnológicas con usos comerciales.
Se trata del proyecto Fondef que se inició en el año 2008 y se denomina “Desarrollo de polímeros biodegradables y su aplicación en contenedores forestales”, en el cual participaron las empresas de Forestal Minino, Proyectos plásticos, la Universidad de Concepción y Servicios Tecnológicos Limitada.
Su ejecución culminó recientemente con las solicitudes de patente nacional para la mezcla biodegradable, la que a su vez fue protegida en Canadá, Brasil, la Unión Europea y Estados Unidos.
Así lo explicó Carola Venegas, jefe del área de Gestión Tecnológica de la UDT, quien añadió que la iniciativa presentaba dos grandes desafíos: por un lado desarrollar un material que permitiera ser procesado con inyección plástica para hacer los tubetes o con tenedores y, por otro, que diera la posibilidad al crecimiento de la planta en la fase de vivero (11 meses), cuando está sometida a mucha manipulación.
“Entonces tenía que ser un material que no se hinchara por la constante exposición a riego y a periodos de secado, y que fuera resistente a la manipulación, ya que las bandejas que los alojan deben rotar permanentemente para lograr un crecimientos homogéneo de la planta”.
La profesional relata que tras esos meses, las plantas son trasladas al campo.
Hasta ahora, el procedimiento, consistía en golpear el tubete para sacar la planta, para posteriormente trasladarla en vehículos hasta el terreno donde se plantaran.
En ese trayecto, la planta está expuesta al sol, se le va cayendo el sustrato de la tierra que estuvo en el tubete y las raíces se dañan.
Todo ello se traduce en un estrés, cuyos resultados solo se pueden evaluar después de un año tiempo tras el cual se puede observar que algunas plantas crecieron más que otras o incluso algunas resultaron muertas.
“se estima que ese estrés conlleva a una mortandad de entre 2 a un 5 porciento, biomasa que en un plazo de 20 años es lo que demora en crecer el árbol, y es considerable”, explicó Carola Venegas.
Si a lo anterior se suman los costos de manipulación, se van acumulando pérdidas que se ocasionan por estrés y por excesiva manipulación de la panta a raíz descubierta.
Entonces, el objetivo de este nuevo producto biodegradable es mantener la planta, cosa que ya se hace con los tubetes o contenedores fósiles, pero por otro lado, evitar ese transplante y concurrir con ella directo al campo, en el mismo contendor. «Éste deberá ser firme en los primeros once meses pero luego, una vez que está en el suelo, no tiene más de noventa días para biodegradarse. “De lo contrario, no permitirá el establecimiento de las raíces, logrando como resultado final un bonsai” comenta la investigadora, jefa del proyecto.
Fuente: www.lignum.cl