LIMA, Perú (29 de enero de 2014) _Por su propia dinámica, el bosque Amazónico es demasiado húmedo como para incendiarse, pero dos temporadas de incendios severos – una en 2005 y la otra solamente cinco años después, en 2010 – muestran cómo la combinación sequía y actividades humanas pueden hacer estragos en los bosques que alguna vez los científicos consideraron a prueba de incendios.
Entre 1999 y 2010 fuegos en el subsuelo del bosque amazónico quemaron más de 85,500 kilómetros cuadrados (33 mil millas cuadradas), de acuerdo a un estudio liderado por la NASA.
“No hay sequía que queme la Amazonía occidental si no hay actividad humana para iniciar un incendio”, dijo Katia Fernandes, científica del Instituto de Investigación Internacional sobre Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia, quien está estudiando el clima y los incendios en colaboración con el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
Las personas – agricultores, funcionarios del gobierno local y científicos – deben trabajar juntos para garantizar que los incendios no se salgan fuera de control y dañen los bosques, agregó Miguel Pinedo-Vásquez, científico senior de CIFOR. “Tiene que ser un esfuerzo de colaboración”.
Pinedo-Vásquez, Fernandes y Víctor Gutiérrez, científico con Post Doctorado en Investigación del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia que trabaja en colaboración con CIFOR, dieron un paso importante en esa dirección a inicios del 2013. Invitaron a funcionarios de gobierno de las cinco regiones Amazónicas de Perú a un taller de trabajo en la ciudad Amazónica de Pucallpa, donde trataron los problemas relacionados con los incendios y recibieron información sobre herramientas para predecir sequías e identificar riesgos de incendios.
Recolectando información
En la colaboración tripartita, los científicos recaban datos acerca del clima, el uso del fuego y el impacto de los incendios en los ecosistemas y desarrollan herramientas de prevención. Los funcionarios del gobierno pueden usar esas herramientas para políticas de control de incendios. Y los agricultores y los propietarios de tierras pueden seguir pautas de política para modificar sus prácticas de quema, especialmente durante las épocas secas, juntándose con los vecinos para un mejor control de los incendios.
“El fuego es un problema en toda la Amazonía Peruana, pero cada región tiene sus propios temas en particular”, dijo Pinedo-Vásquez. “El taller ayudó a que los funcionarios entiendan el alcance del problema en cada región, compartan información y estrategias, y aprendan a diseñar encuestas para reunir datos sociales y económicos que puedan usar como base para las políticas”.
Los participantes del taller dijeron que las recientes temporadas de incendios severos los motivaron a actuar .
En la región de Madre de Dios al sur de Perú, la quema local combinada con el desplazamiento de humo hacia el área vecina de Brasil y Bolivia, creó un peligro para la salud.
“Hubo muchos problemas respiratorios, por lo que nos interesamos particularmente en tratar el problema”, dijo José Luis Sánchez, experto en planificación del uso de la tierra en el Gobierno Regional de Madre de Dios.
El humo espeso en la región de Ucayali, donde se realizó el taller de trabajo, llevó al Gobierno Regional a crear un equipo con el fin de sensibilizar a las personas acerca de los peligros del fuego y crear comités locales de monitoreo para elaborar un programa de quema y alertar a las autoridades si un incendio se sale de control, dijo Marco Antonio Vela, quien lidera el equipo.
Al final del taller de trabajo de tres días, los participantes habían aprendido a usar datos climáticos para predecir sequías, a combinarlos con imágenes satelitales de “zonas de riesgo”, a hacer mapas de riesgo de incendio y agregar información social y económica para determinar quien es más vulnerable a los peligros de incendios.
Gran parte de la información se basó en datos obtenidos de los agricultores y propietarios de tierra por Pinedo-Vásquez y sus colegas en la Región Ucayali en Perú.
La investigación mostró que para los agricultores, el fuego es la forma más fácil y barata de despejar los campos y matar a las garrapatas en los pastos, dijo Pinedo-Vásquez. También acelera el brote inmediato de nutrientes, a pesar de que algunos estudios indican que esto podría causar la disminución de la fertilidad del suelo en el largo plazo.
“Los agricultores dicen que si no usan fuego tienen que usar más fertilizante”, dijo. “Por lo que si se reduce el uso del fuego, sus costos aumentan”.
Alrededor de Pucallpa, la mayoría de granjas agrícolas son bastante pequeñas, y en muchos casos, el propietario vive en la ciudad y no en la granja. Paradójicamente, el riesgo de incendio es mayor en lugares donde la población es más dispersa, porque hay menos vecinos que puedan alertar a las autoridades sobre un incendio forestal y ayudar a controlarlo, dijo Pinedo-Vásquez.
Cuando se preguntó qué hacían si un incendio se sale de control, casi la mitad de las personas que entrevistó dijeron que lo dejaban arder, ya que el equipo para apagar incendios es escaso y puede no haber agua en las cercanías. Si el fuego se esparce rápidamente, las familias podrían perder sus casas, sus cultivos y ganado.
El trabajo de Pinedo-Vásquez destaca el papel que tienen los humanos en provocar y controlar incendios.
“Es importante entender los datos climáticos, que están disponibles en Internet, y los cambios en la vegetación como lo muestran las imágenes satelitales”, dijo Pinedo-Vásquez. “También es importante entender cómo se analiza esta información, pero es aun más crítico entender a los agricultores y a las otras personas involucradas”.
Fuente: Cifor.org http://blog.cifor.org/21126/la-colaboracion-tripartita-es-clave-para-el-control-de-incendios-en-la-amazonia-estudio#.UvlLCWJ5N8A
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