El 22 de mayo se celebra el Día del Árbol. En América Latina se entrega dinero a los residentes de los bosques para evitar la tala.
En México, Chile, Nicaragua, Brasil, Bolivia, Argentina, Venezuela y Ecuador hay proyectos de conservación de bosques que se basan en la entrega de incentivos económicos.
Los reciben pobladores que asumen una función de guardabosques. Los resultados de estas iniciativas se han puesto en debate a propósito del Día Mundial del Árbol, que se celebra este 22 de mayo.
El bosque es vital para la subsistencia del colibrí. Foto: Jenny Navarro
En Ecuador, el ingeniero forestal Guillermo Valverde cree que los incentivos económicos deben ser un “trampolín” para que los beneficiarios aprendan a hacer que sus tierras sean autosustentables. Pero agrega que no puede ser un sueldo vitalicio por el costo que tiene.
En el 2008, Ecuador implementó el Programa Socio Bosque. Desde entonces, el Estado ha invertido USD 22 millones para preservar 1 116 000 hectáreas de bosques y páramos.
Uno de los 159 000 beneficiarios es René Lima. Él nació y creció en el noroccidente de Quito, específicamente en la Reserva Ecológica Pahuma.
Desde el 2010, Socio Bosque aporta anualmente USD 4 200 para la conservación de 335 hectáreas de las 500 que conforman la reserva.
El dinero se usa en el pago del impuesto predial (USD 1 500), mantenimiento de infraestructura y capacitación de guías. Al mes esta zona recibe a 300 visitantes lo que les deja una caja de USD 2 000. Lima indica que el convenio estatal tiene una duración de 20 años. “Estamos ahorrando e impulsando proyectos con la comunidad para que cuando ya no recibamos el dinero del gobierno, la zona siga manteniéndose”.
En Pahuma, Ecuador, hay 270 especies de orquídeas.
No es una iniciativa aislada, según el Centro para la Investigación Forestal Internacional (Cifor), en Bolivia también se creó empleos asociados con la reforestación y el uso sostenible de los bosques. A través del Fondo Nacional de Desarrollo Forestal se plantaron 4 millones de árboles entre enero y marzo de este año. Esta iniciativa se inició en 2010.
En Nicaragua, el programa Cruzada Nacional de Reforestación ha favorecido la creación de 44 viveros en las distintas áreas del país, con la ayuda del Ejército y la población. En su principal reserva (Bosawás) se calcula que están cerca del 10% de las especies del planeta.
En México, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) trabaja con comuneros para que cuiden la tierra.
En Brasil, el Instituto Socio Ambiental desarrolla proyectos para fomentar la recolección y el almacenamiento de plántulas y semillas por parte de las comunidades mediante la concesión de microcréditos.
Según el investigador Jefferson Hall, quien publicó un especial sobre reforestación en América Latina, en la revista Forest Ecology and Management, la acumulación del conocimiento científico y las experiencias locales de las últimas décadas han hecho que, en la actualidad, se maneje de manera más técnica la recuperación de bosques. De ahí que destaca este tipo de programas.
“Se estudian los suelos, se utilizan especies nativas, se sabe cuándo y en qué zonas emplearlas y se desarrollan planes de seguimiento tras la siembra, lo que contribuye al éxito de las actuaciones”. Estos esfuerzos -agrega- deben multiplicarse.
En América Latina se pierden 4 millones de hectáreas de bosque anualmente.
Fuente: El comercio
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