En 3 viveros se cultivan plantas nativas

Lucía Campos visita todas las mañanas el parque de su barrio con su hijo, Juan Andrés. Ella vive en Santa Lucía, sur occidente de Quito.

El espacio verde de su barrio fue reforestado hace dos meses con especies apropiadas para ese piso climático (bosque húmedo montano bajo).

Allí se plantaron 300 ejemplares de acacia púrpura, acacia negra y aliso. No obstante, algunos de los tallos están rotos.

Según la vecina, la gente no tiene conciencia ecológica.

La Empresa de Espacio Público del Municipio comenzó este año un proyecto para arborizar responsablemente. El objetivo es sembrar especies que se adapten a los cuatro pisos climáticos que existen en Quito (bosques húmedo, muy húmedo, seco y espinoso). Una de las opciones es sembrar especies nativas como el aliso, arrayán, arupo, cedrón…. Efrén Bonilla, coordinador de Espacio Público, dijo que maneja un programa responsable y una técnica que prioriza la siembra de las variedades adecuadas.

“Necesitamos producir plantas que se adapten a los diferentes pisos climáticos del Distrito y a las necesidades de la ciudad”.

Los sectores donde se han plantado especies adecuadas son: la avenida Mariscal Sucre, en el sector de Miraflores, la Terminal Terrestre y Guamaní. Ahí se plantaron 3 181 clases de álamo, cepillo blanco y aliso.

Otro sitio en el que hubo una arborización es en el Camal Metropolitano, en la Quebrada Ortega. En este sitio, hace 45 días, funcionaba una escombrera.

Ahora el lugar luce lleno de pequeños árboles de las especies álamo blanco, arrayán, sauce piramidal, tilo y fresno. En total se plantaron 700 ejemplares.

También en el sector de El Troje, en la avenida Simón Bolívar, se sembraron 1 807 árboles de acacia negra, arrayán (nativo), sauce y aliso.

En total, durante el 2010 se han plantado 5 988 árboles de especies nativas e introducidas.

Espacio Público cuenta con dos viveros en los que se crían las especies de árboles y plantas ornamentales que sirven para la rearborización de Quito.

Uno de estos es el vivero de Caupichu, ubicado en el sur de Quito, a 2 900 m. En este lugar existen 97 000 árboles y 150 000 plantas de jardín. Posee un vivero cuya temperatura es de 38 grados. René Viteri es el inspector de este sitio desde hace 23 años. Él dijo que el próximo año se espera contar con 300 000 árboles para una reforestacion masiva.

En este lugar trabajan, desde hace 22 años, Iván Batallas y Segundo Pilatasig. Ellos son los encargados de las plantas.

Al otro lado de la ciudad, en el valle de Tumbaco, se ubica el vivero de Cununyacu, a orillas del río San Pedro. En este complejo, donde el clima es templado, existen 100 000 plantas de jardín y 150 000 árboles.

Rita Vinueza, jefa del lugar, explicó que antes de sembrar un árbol se debe planificar cuál será su impacto futuro.

La ingeniera agrónoma recomendó que se sembraran arbustos debajo de los cables de luz para evitar que topen los alambres.

En este vivero funcionan un banco y un laboratorio de semillas. Allí, jóvenes ingenieros realizan fertilizaciones de especies nativas y en peligro de extinción.

Vinueza, al igual Campos, considera que hace falta conciencia ciudadana para cuidar los árboles sembrados. “Las personas destruyen los tallos pequeños y estos árboles no pueden crecer”. “Los próximos árboles que sean plantados tendrán una altura superior a un metro y medio para evitar que sean destruidos”.

Campos enseña a su hijo, Juan Andrés, a querer a los árboles.

Las variedades
  • Las especies nativas son de lento crecimiento. Un aliso, por ejemplo, crece un metro al año. Las introducidas son de crecimiento acelerado.
  • Entre enero del 2001 y diciembre del 2008 se sembraron siete millones de árboles en el Distrito Metropolitano.
  • Solo cuando los árboles tiene una altura de 1.5 m pueden ser destinados a los proyectos de arborización urbana, forestación y reforestación.
  • Entre las especies nativas que se siembran se encuentran el aliso, arrayán, arupo, cedrón, cholán… Entre las introducidas están la acacia, álamo, calistemo, fresno, entre otros.

Fuente: El Comercio

Foto: Paúl Zamora /EL COMERCIO