‘Yo amo mi bosque’, otra campaña para frenar al fuego

cuerpo de bomberos

El Plan de Mitigación y Respuesta para Época Seca 2016 fue oficializado el 11 de julio y mañana se complementará con la campaña ‘Yo amo mi bosque’. El fin es proteger y sensibilizar a la población del Distrito. En el 2015 hubo 3 324 incidentes por fuego.

‘Yo amo mi bosque’. Así se denomina la campaña que mañana se oficializará en Quito. Se prevé un despliegue masivo por los medios de comunicación y entrega de impresos en la vía pública. La idea es sensibilizar y capacitar a la ciudadanía sobre la prevención de los incendios forestales durante la época seca.
Históricamente, agosto ha sido el mes de las temperaturas medias más altas, aunque los soles caniculares se han registrado en los meses de septiembre. La temperatura más alta desde 1981 hasta 2015, según Gonzalo Ontaneda, coordinador de Estudios e Investigaciones del Inamhi, se produjo el 19 de septiembre del 2012. En ese día el termómetro en la estación de Iñaquito alcanzó los 28 grados centígrados.
Esas altas temperaturas, conjuntamente con la resequedad en el ambiente y los vientos, ayudaron a avivar los incendios forestales del año pasado. Hubo varios devastadores (Puembo, Ilaló, Auqui, por ejemplo). La Alcaldía, incluso, llegó a declarar en emergencia a la ciudad.
Según cifras del Municipio, de junio a octubre del 2015, se registraron 3 324 incidentes por fuego: hubo 921 quemas; 2 140 conatos que afectaron a 98,94 ha; y 263 incendios forestales que destrozaron 3 188 ha. Fueron detenidas 20 personas y procesadas, ocho. En el 2014, hubo 1 294 incidentes por fuego, que afectaron a 634,83 ha.
Con esa mala experiencia, Éber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos de Quito, solicita a la ciudadanía que ni bien observe una columna de humo -por mínima que sea- llame al 911. Solo así la respuesta será más oportuna.
El 911 pasa la alerta a Bomberos y se ponen en guardia a los 30 motorizados de bomberos, más los de la Policía Metropolitana y de la Agencia de Tránsito (que hacen prevención y también patrullan); ellos tienen rutas de patrullajes dentro de las 70 zonas de riesgos del Distrito Metropolitano y trabajan en la extinción del fuego.
Pero si el motorizado observa que la columna es más alta, puede pedir apoyo de dos o tres motorizados más. O, si fuera el caso, de una Brigada de Respuesta de Incendios Forestales (BRIF) que consta de siete personas con más equipos. Ellos trabajan en líneas cortafuegos.

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Si esa capacidad de respuesta es rebasada, cuenta Arroyo, viene uno o dos BRIF más; aunque dependiendo de la persona que está al mando, puede pedir ayuda de tanqueros e impedir que el incendio progrese y salga de control.
La artillería pesada (camiones de bomberos, motobombas, apoyo aéreo) solo se despliega cuando el incendio es grande. Aunque cuando se registra en topografía irregular, los casacas rojas los apagan a mano (con líneas cortafuegos y en muchos de los casos con machete). En esos lugares es imposible combatir con agua.
Dentro del Plan de Prevención de la Época Seca se cuenta con el apoyo de tres helicópteros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, tanto para patrullajes o sistemas de observación y reacción.
Desde el 11 de julio, día en que se hizo el lanzamiento del plan de la época seca, se han reportado 160 conatos o fuegos forestales que son de menos de 0,5 hectáreas (menos de 5 000 metros cuadrados). Lo importante, recuerda el comandante, es manejar ese fuego forestal.
O sea, no hacer las quemas agrícolas o de basura. Arroyo recuerda que la velocidad del viento es más alta que en cualquier otra época, porque puede estar en el rango de 30 a 40 kilómetros por hora, incluso puede variar a más y eso aviva el fuego rápidamente.
Ante ese panorama, no es recomendable que los agricultores hagan sus quemas de rastrojos por mucho cuidado que tengan. Ni siquiera es seguro que lo hagan muy temprano en la mañana. Como reitera Arroyo, es muy peligroso.
Todo porque las pavesas (parte ligera de materia que se desprende de un cuerpo que arde y que se convierte en ceniza) pueden salir volando con el efecto del viento y llevarlas a espacios que no están combustionando. Por la temperatura y radiación solar la vegetación siempre pierde su humedad natural y se convierte en material combustible.
Según estadísticas del Cuerpo de Bomberos, en el 99,9% de los incendios forestales tiene que ver la mano del hombre, no solo por descuido pues el 40% se da de forma intencional, con el ánimo de causar daño.
El comandante Arroyo dice que si la comunidad reaccionara y no manejara indiscriminadamente el fuego, no tendríamos ningún problema y se ahorraría dinero. Dos millones de dólares está invirtiendo el Municipio en la adquisición de herramientas y equipos para combatir incendios forestales, autobombas especializadas, como se hizo este año.

Fuente: El comercio

http://edicionimpresa.elcomercio.com/es/022306459987f18a-d151-41a9-ac1a-df478ec22dc8_03082016_/7

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